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Español, Inglés, Traducción, Traductores

Traducir o no traducir

Ay de los que traducen literalmente y, al verter cada palabra, debilitan el significado. Voltaire

Si te dedicás a la traducción −o si seguís este blog− ya tenés claro que la traducción no implica pasar literalmente cada palabra de un idioma al otro [1]. Pero también surge otra cuestión: ¿hay que traducir todo?

Hace poco hablé de que los nombres propios por lo general no se traducen. Pero ¿qué pasa con los nombres de organizaciones y los acrónimos? ¿Y los números? Sí, dije los números. Si querés saber a qué me refiero, seguí leyendo 😉

Los nombres: otra vez

No voy a repetir lo que ya dije sobre los nombres de personas y de empresas. Pero sí hay que mencionar algo muy importante sobre los nombres de personas.

El español es un idioma muy flexivo. Los artículos y los adjetivos tienen que concordar en género y número con el sustantivo que acompañan [2]. Los sustantivos mismos también cambian muchas veces según sean masculinos o femeninos [3]. Así que cuando aparece un nombre en el original, hay que tener mucho cuidado. ¿Estamos hablando de un hombre o de una mujer? Si el original está en inglés, es muy posible que no se note. Si dice, por ejemplo, Dr. Rani Patel o Sasha Ivanov, MD podés pensar que habla de un varón en el primero y de una mujer en el segundo, cuando en realidad es al revés [4]. Quizás el contexto dé una pista: si sigue hablando de esa persona en alguna parte y se usa he/she, his/her, etc., ya tenés una respuesta. Si no, hay que investigar o consultar para que nadie se sienta ofendido y, aun si nadie se da cuenta, para hacer un buen trabajo.

Si hablamos de nombres de organizaciones, también hay que investigar: ¿tiene un nombre oficial en español (o en el idioma al que estoy traduciendo)? Si no, ¿qué prefiere el cliente? Podría pedir que se deje en inglés solamente o que se incluya también la traducción entre paréntesis. Quizás hasta se pueda omitir si no es un dato importante.

Siglas y acrónimos

Algunas siglas y acrónimos (las siglas que pueden leerse como una palabra) del inglés son comunes en otros idiomas. En español, hablamos de GPS, PDF, USB, CPU, JPG y de VIP, PIN, UNESCO y UNICEF.

Pero la mayoría de las siglas y acrónimos no son iguales. A veces, hay traducciones que son muy conocidas, como cuando en inglés dice DNA, WHO, AIDS, VAT, UFO y en español se usan ADN, OMS, sida, IVA y ovni [5].

En otros casos, la traducción de una sigla quizás existe en español, pero no es tan conocida. Y con esto hay que tener cuidado cuando traducimos. En inglés, abundan las siglas. Hacen siglas de todo. Y les encanta que las siglas formen palabras (como los famosos SMART goals). Eso no siempre se logra en la traducción. Además, en español no es tan común usar siglas para todo como en inglés. Y si forzamos una sigla en la traducción, hasta podría entorpecer la lectura si la persona no conoce la sigla y tiene que estar acordándose de qué significa o buscando la explicación en el texto. También está el caso de las siglas que tienen traducción, pero que la mayoría de las personas conoce mejor por sus siglas en inglés (como el HPV/VPH).

Un último punto que hay que tener en cuenta: el artículo debe concordar con la palabra núcleo de la sigla. Por eso es el ADN (por ácido), la OMS (organización) y el sida (síndrome). Y ya que estamos, en Argentina tenemos la ANSES y la AFIP, porque son administraciones.

¿Qué pasa con los números?

El asunto no está en los números en sí, por supuesto. Más bien, las cuestiones a resolver tienen que ver con la puntuación y con las unidades de medida [6]. Si el original usa punto para los decimales y coma para la división de las centenas (p. ej., π = 3.14 o 50,000 people) o si se habla de libras, onzas, pies, pulgadas… hay que asegurarse de cuál es el público al que va destinada la traducción, así como de la preferencia del cliente.

numeros

Los traductores siempre tenemos que estar atentos. Las decisiones que tomemos depende de cada caso, de lo que pida el cliente y, por supuesto, del contexto, el tipo de texto y el público al que va dirigido. La investigación, como siempre, es clave, ya sea por cuenta propia o consultar con el cliente qué prefiere hacer [7].

¿Y vos? ¿Qué opinás? Contame en los comentarios. Si te gustó el artículo, ¡compartilo!

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Fuentes consultadas

Diccionario Panhispánico de Dudas. <https://www.rae.es/dpd/acr%C3%B3nimo>. [Consulta: 16 de abril de 2023].

Fundéu Argentina. <https://fundeu.fiile.org.ar/page/recomendaciones/id/299/title/-la-ANSES-%2C-no–el-ANSES->. [Consulta: 16 de abril de 2023].

Créditos de las imágenes

Imagen de Jan Vašek en Pixabay

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

[1] Y si no lo sabías, podés ver estos artículos: ¿Cómo se hace una traducción?, Lenguaje, pensamiento y traducción y ¿De qué se ríen? La traducción de humor.

[2] Es decir, cambian según el sustantivo sea masculino o femenino, singular o plural. Por ejemplo, se dice el perro viejo pero las casas viejas.

[3] Sin entrar en tema sobre lenguaje inclusivo. Sobre eso también he hablado.

[4] Quizás te interese darle un vistazo al artículo Errores comunes de traducción y cómo evitarlos.

[5] Sida y ovni no necesitan mayúsculas porque ya están incorporadas al vocabulario del español, como pasó también con radar y laser en inglés antes de llegar al español.

[6] También hablé del tema de la puntuación en el artículo Signos de civilización.

[7] Ver el artículo ¿Por qué contratar a un traductor profesional?

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