Curiosidades históricas, Español, Etimología

¿De dónde vienen las palabras?

Consuetudinis magna vis est

Que el español venga del latín no quiere decir que entendamos estas palabras de Cicerón. Tampoco quiere decir que un día se hablaba latín y al otro día alguien se levantó y dijo: “Ahora voy a hablar español”.

Los idiomas cambian y, cuando pasa mucho tiempo, hasta pueden llegar a convertirse en una lengua completamente distinta. Uno de los factores que influyen en esta transformación es el contacto con otros idiomas y culturas. Es muy común que se incorporen palabras de otras lenguas para expresar ideas nuevas [1].

Este contacto puede deberse, por ejemplo, a un idioma que tenga gran influencia en una zona o época en particular. A lo largo de la historia, hubo distintos idiomas que dominaron zonas geográficas extensas e influyeron en los idiomas locales.

La etimología es una rama de la lingüística que estudia el origen y el significado de las palabras.

Griego

La cultura griega produjo una gran cantidad de textos científicos y obras literarias. Las ideas y descubrimientos de los estudiosos griegos han servido de base para innumerables disciplinas. Dos importantes movimientos de traducción (el de Bagdad en los siglos IX y X y el de Toledo en los siglos XII y XIII) se centraron en mantener, transmitir y expandir esos conocimientos. Posteriormente, con el Renacimiento, también se recuperaron términos griegos de las obras clásicas.

Por esto, no es sorprendente que se encuentren muchas palabras de origen griego en otros idiomas. En español, algunas son anfitrión, asterisco, cereal, desastre, hermético, morfina, pánico, propina, sofisticado, vestíbulo. Algunos términos griegos llegaron al español a través del latín. Cuando el Imperio romano ocupó las zonas antes ocupadas por el Imperio griego, el latín adoptó muchas palabras del griego, como idea, música, palabra, problema y tema.

La influencia del griego es más evidente en el vocabulario técnico y científico, incluidas muchas partes del cuerpo (arteria, cadera, esqueleto) y las ciencias (etimología, filología…), y puede verse en gran cantidad de afijos (prefijos y sufijos): filo-, hemo-, hiper-, hipo-, meta-, peri-, -grafía, -grama, –itis, -logía, -megalia, -scopía, etc.

Árabe

Durante la expansión del Imperio islámico, los árabes lograron dominar gran parte de la península ibérica. Su presencia se extendió desde el año 711 hasta 1492, aunque hubo muchos hablantes de árabe en España hasta principios del siglo XVII.

Con tantos siglos en contacto, no es de extrañar que alrededor del 8 % del vocabulario del español sea de origen árabe. Se trata de palabras que abarcan todos los campos de la actividad humana, incluidas disciplinas científicas, ya que los árabes estudiaron a los griegos clásicos e incluso siguieron expandiendo esos saberes.

Algunas palabras de origen árabe que tiene nuestro idioma son aceite, alarde, albóndiga, alcohol, alfajor, algodón, algoritmo, alquiler, cifra, fulano, hazaña, jinete, jirafa, jarabe, limón, ojalá, talco, tarifa, valija y zanahoria. También del árabe viene el sufijo para formar gentilicios (p. ej., marroquí) y otros sustantivos. Expresiones como Si Dios quiere y Dios mediante son reproducciones textuales de frases hechas árabes [2].

Es curioso que muchas de estas palabras empiecen con -al. En árabe, -al es un artículo equivalente a nuestros artículos el y la. Pero el español se quiso quedar con la palabra árabe Y el artículo. El portugués también hizo lo mismo. Se puede ver, por ejemplo, en al-quṭn (القطن), árabe del que vienen cotone (italiano), coton (francés), cotton (inglés, a través del francés) y Kattun (alemán), pero algodón (español) y algodo (portugués).

¿Y el latín?

Ni falta hace decir que el latín influyó en el español. Sin latín, no habría español. Las conquistas romanas por toda Europa dejaron su huella, no solo en la vida y la cultura de los conquistados, sino también en sus idiomas [3]. Con el tiempo, se formaron lenguas basadas principalmente en el latín con rasgos de las lenguas locales, que fueron tomando forma con las influencias posteriores que hubo en cada zona. Quizás sea más fácil entender estas lenguas hermanas, como el portugués o el italiano, que el latín mismo.

Las distintas influencias van cambiando la forma de un idioma. Una vez que una gran cantidad de hablantes adopta ese cambio (“consenso colectivo”), se va imponiendo y pasa a las siguientes generaciones. Como dijo Cicerón, “consuetudinis magna vis est”: la fuerza de la costumbre es grande.

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Fuentes consultadas

Dorren, G. Lingo. A Language Spotter’s Guide to Europe. Gran Bretaña. CPI Group Ltd., 2015.

Diccionario Etimológico Castellano en línea. <etimologias.dechile.net>. [Consulta: 24 de mayo de 2022].

Balmaceda, D. El apasionante origen de las palabras. Buenos Aires, Penguin Random House Grupo Editorial, 2020.

Online Etymology Dictionary. <etymonline.com>. [Consulta: 19 de junio de 2022].

Des Moines University. <https://www.dmu.edu/terminologia-medica/fundamentos/prefijos-y-sufijos-utiles/>. [Consulta: 19 de junio de 2022].

Blog de lengua. <https://blog.lengua-e.com/2008/palabras-de-origen-griego/>. [Consulta: 19 de junio de 2022].

El español. <https://www.elespanol.com/curiosidades/lenguaje/20220216/palabras-espanolas-castellanas-origen-griego-etimologia/650185031_0.html>. [Consulta: 19 de junio de 2022].

Biblioteca virtual Miguel de Cervantes. <https://www.cervantesvirtual.com/>. [Consulta: 19 de junio de 2022].

BBC News Mundo. <https://www.bbc.com/mundo/noticias-59747596.amp>. [Consulta: 19 de junio de 2022].

20 000 lenguas. <https://20000lenguas.com/2015/01/11/mas-de-4000-palabras-en-castellano-tienen-origen-arabe/amp/>. [Consulta: 19 de junio de 2022].

Saussure, F. de (1945). Curso de lingüística general. Losada. Traducción de Amado Alonso.

Créditos de las imágenes

Alhambra. Imagen de granagramers en Pixabay.

[1] Por lo general, se incorporan palabras de otros idiomas para suplir la necesidad de representar un concepto u objeto que no era conocido en la lengua antes de, por ejemplo, el contacto con otra cultura. No estoy hablando del uso de términos extranjeros cuando existen palabras bastante similares en ese idioma, como expliqué en este artículo.

[2] Ojalá también significa Si Dios quiere.

[3] De las lenguas prerromanas, es muy escaso el vocabulario que sobrevivió (arroyo, baranda, gancho, gusano, perro), aunque sí se mantuvieron algunas costumbres fonéticas y morfológicas. Más información en https://www.delcastellano.com/lenguas-prerromanas-peninsula-iberica/

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