En ocasiones, los traductores nos encontramos con alguna palabra que parece no existir en ningún lado, al menos fuera del texto con el que estamos trabajando. La buscamos en el diccionario monolingüe: no existe. En WordReference, en Linguee, en Reverso, en ProZ… No existe, y nadie parece haberse topado con ella jamás. La escribimos en el buscador de Google para ver alguna definición o su uso en algún otro contexto, ¡y tampoco está!
¿Cómo es posible? ¿Por qué surgen situaciones como estas, de igual o menor gravedad?
4 razones por las que aparecen palabras “inexistentes” en el texto original
- La palabra está mal escrita. Quizás demos por sentado que los textos de los que traducimos están redactados a la perfección y que siguen las reglas gramaticales y ortográficas, y en la mayoría de los casos así es. Sin embargo, es posible que los originales contengan errores, leves y no tanto. Si el texto está en inglés, puede haber errores de escritura o de tipeo, a tal grado que una palabra sea irreconocible, en especial si pertenece a un lenguaje muy técnico o específico.
- El original es una traducción. Así como nos está costando traducir las palabras de un texto correspondiente a un área específica, si nuestro original es a su vez una traducción, a ese traductor seguramente también le resultó difícil encontrar las palabras adecuadas para ese contexto. Hay palabras que pueden tener muchísimas maneras de traducirse a otro, según el contexto en el que se encuentren. Ejemplo de ello, las palabras inglesas set y run. Si el traductor no conoce la terminología específica de esa área de conocimiento, es posible que use un término incorrecto. Ni hablar si se usó una herramienta de traducción automática. En un texto que es a su vez una traducción pueden surgir dificultades para comprender tanto en el vocabulario como las estructuras gramaticales. Quizás hasta queden algunas palabras sin traducir.
- El autor no escribió en su lengua materna. De modo similar al caso anterior, puede que el artículo esté escrito originalmente en inglés pero su autor tenga otra lengua materna. Podría decirse que se trata de otro tipo de proceso de traducción. Esto también puede llevar a que haya errores en el texto, tanto gramaticales como ortográficos.
- Se trata de un neologismo. Con tantos avances tecnológicos, cientos de palabras han tomado nuevos significados o han sido añadidas por completo a los vocabularios de distintos idiomas. Los traductores somos los que nos encontramos con estas nuevas denominaciones y somos los encargados de darles un término equivalente apropiado en el idioma meta.
Qué medidas tomar
El traductor profesional conoce muy bien la importancia de la investigación profunda acerca del tema que está traduciendo, así como de asegurarse de acudir a fuentes confiables y acreditadas. Además, siempre se recomienda que los traductores elijamos un área de especialización en la cual trabajar. Esto nos permite estar más familiarizados con el tema y saber discernir con más facilidad los problemas de esta clase con los que podemos toparnos.
¿Qué te parece? ¿Cuál es la expresión más extraña que te tocó traducir? Dejá tu opinión, consulta o sugerencia en los comentarios. Si te pareció interesante, hacé clic en “Me gusta” y compartilo con tus amigos.
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1 thought on ““¡Esa palabra no existe!””