Esta es mi traducción de un artículo en inglés escrito por Daphne Gray-Grant.
Daphne Gray-Grant trabajó como editora de un diario. Actualmente se desempeña como asesora de redacción y revisión. Es autora del popular libro 8 1/2 Steps to Writing Faster, Better. Hace poco publicó su segundo libro: Your Happy First Draft. A través de su sitio web, ofrece la publicación Power Writing. Es semanal, breve y gratuita. Podés suscribirte al sitio web Publication Coach en www.publicationcoach.com.
Para leer el artículo original en inglés, hacé clic acá.
6 de octubre de 2020
Tiempo de lectura: Unos 3 minutos
¿Estás dedicando suficiente tiempo a actividades sin un propósito, que sean divertidas y placenteras? Si la respuesta es no, necesitás ponerle más juego a tu vida…
Nunca me gustó jugar a las cartas ni a la mayoría de los juegos.
¿Monopoly? Es aburrido y lleva demasiado tiempo. ¿Candyland? Ya jugué demasiadas partidas cuando mis hijos eran chicos. ¿Scrabble? Aunque me interesa el lenguaje, prefiero escribir una oración antes que conseguir un punto por formar una palabra. Me resulta tedioso y tonto. (Aunque seguramente no es tonto para otras personas y mi intención no es criticar. A mi marido le encanta el Scrabble.)
El asunto es que no me gustan los juegos. Pero la pregunta más importante es: ¿sé cómo jugar?
Quizás no lo suficiente.
La pandemia de la COVID, que tuvo el sorprendente efecto secundario de hacer que el tiempo se vuelva irrelevante (¿eso pasó hace dos días o dos meses?), también me hizo aburrirme de mi vida.
Todo parece igual. Me levanto poco antes de las 6 a. m. Voy a la oficina a hacer ejercicios para la espalda durante 30 minutos y después empiezo a trabajar. Me tomo algunos descansos durante el día para las comidas y para leer un poco. Para cuando llega la noche, es hora de cocinar. Otra vez. Antes de que me dé cuenta, es hora de dormir. Otra vez.
Parece una incesante monotonía, sin el alivio del entretenimiento y las actividades sociales que solían agregarle una pizca de interés. Hace poco, leí un artículo en el New York Times titulado “Cómo agregar más juego a tu vida de adulto, incluso ahora” (How to Add More Play to Your Grown-Up Life, Even Now) y me hizo reconsiderar mi actitud hacia el juego.
En su libro Play (Juego), Stuart Brown, psiquiatra y autor, compara el juego con el oxígeno. Dice que “…todo está a nuestro alrededor, sin embargo no lo notamos ni lo apreciamos hasta que falta”. (¿A alguien le suena a la pandemia?)
Pero la sociedad suele desestimar el juego cuando se trata de los adultos. Se supone que los mayores tienen que ser gente seria, que cree que no hay tiempo para jugar, que es tan poco productivo como insignificante. Pero, en realidad, el juego nos saca del tiempo y nos da la oportunidad de divertirnos en el momento.
El juego puede incluir crear arte o apreciarlo, leer libros, ver películas, producir o escuchar música y fantasear. También significa hacer pavadas, como bailar mientras preparás la cena o hacer dibujos con tiza en la vereda de tu casa. Según Brown, que es el fundador del Instituto Nacional del Juego (de Estados Unidos), el juego tiene que ser “sin un propósito, divertido y placentero”. Dice que no se trata de lograr un objetivo.
Ahora que la COVID nos complicó bastante la vida, es momento de hablar en serio sobre el juego. Estas son cinco maneras de agregar más juego a nuestras vidas:
1- Decidí qué es divertido para vos. Hay que entender que cada uno tiene un estilo de juego que va mejor con su persona. Un estudio publicado en la revista Personality and Individual Differences (Personalidad y diferencias individuales) identifica cuatro estilos únicos y diferentes: orientado al otro, despreocupado, intelectual y caprichoso. Apenas me enteré de este estudio, me di cuenta de mi error. Estaba tratando de adaptarme a categorías que no van conmigo (p. ej., jugar a las cartas).
Orientado al otro se refiere a jugar con otras personas. El juego despreocupado significa que no se le da demasiada importancia a la actividad. El juego intelectual se relaciona con las ideas y los pensamientos. Y el juego caprichoso tiene que ver con lo que es extraño o inusual en la vida cotidiana. (A mí me gustan más los juegos intelectuales y caprichosos.)
2- Fijá un tiempo mínimo para divertirte. Así como decidirías hacer 30 minutos de ejercicio al día o meditar durante 20 minutos, programá también un tiempo específico para divertirte. Sé que suena contrario a la naturaleza misma del juego (que debería ser sin un propósito, divertido y placentero), pero como todo lo demás en la vida, si no lo planificamos, no pasará. Quizás al principio haya que dar pequeños pasos (como pintar un libro para colorear, si eso te gusta), pero programá hacerlo. Ya habrá tiempo para la espontaneidad más adelante.
3- También hay que divertirse más en el trabajo. No tiene por qué ser monótono. Buscá la vuelta para que el trabajo te atrape más. Algo que empecé a hacer es poner música divertida cuando estoy con una actividad más bien aburrida, como hacer registros u ordenar mi escritorio.
4- Buscá momentos breves para jugar. Para la mayoría de nosotros, los días son demasiado cortos, así que, además del tiempo de diversión programado, tratá de incorporar cantidades superchiquitas de juego espontáneo. Podés hablarle a tu perrito con una voz divertida, ponerte un sombrero tonto en la cabeza o darle forma de cara al sándwich del almuerzo. Incluso te puede relajar resolver un crucigrama mientras descansás para tomar un café a la mañana (si es que te gustan los crucigramas, claro).
5- Hacé algo sin compartirlo. Uno de los beneficios de la COVID es que puso fin a los incesantes informes de las vacaciones en Facebook. Siempre me pareció que las publicaciones de tipo “acá estamos otra vez en Italia” son presuntuosas y un poquito ofensivas. (De hecho, es parte de lo que me hizo salirme de Facebook durante el último año. Y como beneficio extra, tengo más tiempo.) De todos modos, si hacés algo para publicarlo, no lo estás haciendo solo por diversión. Hacé un voto de silencio para tus momentos de diversión y dejalos solo para vos, no para compartirlos con tus amigos.
Uno de los mayores beneficios de incorporar más juego a nuestra vida es que sirve de combustible para la creatividad. Los chicos aprenden mejor mientras juegan. El mismo principio también aplica a los adultos. El juego te va a ayudar a estimular la imaginación y vas a poder escribir de una manera más relajada y creativa.
*
Créditos de las imágenes:
Foto de Verónica García en Unsplash.
Hacé clic acá si querés saber cómo puedo ayudarte a obtener soluciones lingüísticas.